Nos juntamos en mesas de café para arreglar el país, protestar contra las cosas que vemos mal en nuestro pueblo.

Reconocemos que no queremos participar activamente en política porque nuestras ocupaciones no nos lo permiten y no tenemos tiempo que perder en interminables reuniones que quizás no conducen a nada.
Los caminos que tenemos habilitados, que los hay, son engorrosos e implican mucho esfuerzo y conocer a las personas adecuadas para que nos los indiquen.

Podemos colaborar aquí, proponiendo temas, discutiendo cosas que se han hecho y se pueden mejorar, criticando aquello que no se ha hecho o se ha hecho mal.

Hagámoslo, nosotros estamos metidos hasta el cuello en el día a día, sabemos qué cosas nos incomodan, nos molestan o nos gustaría que se mejoraran.

No dejemos solos a nuestros representantes, que metidos en su propia realidad muchas veces pierden los papeles, y se comportan como si la realidad no existiera.

Por ahí, esa idea que tenemos que parece una tontería desencadena una solución creativa a un problema, a una necesidad o a mejorar nuestro entorno.

Hagámoslo